lunes, 12 de diciembre de 2011

Heideggerianas, parte 4



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Indice / Parte Uno
Parte 2
Parte Tres: Herramientas terapéuticas
Parte Cuatro: Solutos y prosopopeyas


Solutos a la mano
Suerte que eres ilícita
Choteo
La piruja coñosa
A las ganikas...
A las jineteras de La Habana
La percepcióm novelera
Su existir fáctico
Oportunismo y elitismo
El hombre económico
Heidegger y la orfandad
Temporalidad
Werwindung
Prosopopeya del Juicio Final
Milonga por Semele
Socialización mórbida
Barroco de la lunaridad

* * *

Parte cuatro: Solutos y prosopopeyas


Solutos a la mano


A veces uno sacude el coxis demasiado.
Camina, baila, despasea, vaga y recula
con pura cáscara,
con mecanismos a la mano
y fastidios ordenados
y niega el placer a la sombra,
quieta y muerta, al parecer,
del fondo de los mares.

Pero, para la sagrada misión
de lo exceptuado, para la escapatoria
(hacia la roja víscera de la hada durmiente)
está la mano prostituta del poema,
la sabrosa salvaje que hace a los sesos
su delicia y conforta con tranquila inducción
de oxitocina la corva navaja,
la afila de tal modo que se monda sola y se babea
como morronga chipocluda
y escupe lo que el molino tiene que decir
para la harina, el bollo blando de pan de canelón
(que es duro, por más levadura, que lo amase).

¡Qué terapia después del urbano paisaje
tu calle de manotas, qué terapia
a los ojos llenos de polvo e imágenes comunes
que estés ahí, sedienta de polla,
sin otro apetito visual
que tu agarrada de bolas,
tus ónticas deudas traducidas a pivote,
palanca para voltear el mundo!

*

Suerte que eres ilícita

Suerte que eres ilícita.
¡Y qué rico es estar a solas con tus uñas
tendidas (a yemas) sobre mi ombligo
como táctiles estrofas
y tu lengua que gana mirtos al alba
cuando chupa, tus labios que son dos estrellas
bajo el estómago que secan la vía láctea!

¡Vale la pena dar par de limosnas
a tu eterna cochambre de musa
y dejar que metas musarañas con el ápice
de tus colmillos afilados de víbora
en lo profundo del sol que vas babeando
para que la punta del capullo pierda el nombre
y de la rabadilla final, callejón sin salida,
salga un poema, texto seminal, desconocido!

*

Choteo

¡Ahora sé por qué bucean los sapos
y los cocodrilos y por qué duerme
en la rana -el útero divino!
Chotéame, de punta a punta,
hasta donde el sol no quema:
la gramática diaria del ajoro,
el sudor y la fatiga.
Entra por detrás y por debajo
hacia el túnel del cráneo
bajo el piojo y la grasa de lo externo.
Y aplica manos santas, dedos tenues.

*

La piruja coñosa

Suerte que ella es ilícita
y gusta de la fantasía de la frontera:
hallarse en aras de beneficencia
en el downtown inframundo.

Darse un cartel falso de loca y menesterosa
para sincerarse con rufianes y mendigos,
con hambrientos de ella, con ladrones,
con exilados sin comunicación.

Y aplicar sus manos ligeritas de ratera,
sin hablar lengua de culpa
ni masticar más rumor que gorgoritos
por su lanzada boca mamadora...

¡Qué señora la palma de sus manos
cuando nos mira sin trusa de homo habilis
y nos grita: «Respira, desténsate, goza,
mono bruto, jorobado, sin pañales
y seamos crudos, verdes, medio-chiles,
felices, naturales, ricos en potasio
como pulpa de plátano!»

¡Ay, qué piruja más coñosa,
qué perrada de soluto se aprendió de memoria
para soltar mi trapo y el suyo
en un masaje de Eros tan sabroso!

Ahora me gusta el mar profundo
con el peso de las olas hecho dedos, labios,
víboras que se agitan
sobre arrugas mal cicatrizadas
y superficies de derrumbamiento en mi ser!
Ahora sé que hay olas imprevistas,
con olor a yodo, pero saladas de vida.

*

A las ganikas...

Yo, el sediento de realidad, pregunto
por el sabor de tu entrepierna
admirada socialmente, inocultable,
manifiesta, ganika, por ganicas de tí.
En esta geografía, se escribe con deseo
y se purga la condena de no verla
cuando la ganika no va.

¡Qué pura realidad, prostituyente,
sin salvación, sedienta de más gozo
en la corteza y vesanía!
Sanar la corte de la culpa
al mirar hacia el mons pubis
antes que a sus ojos
que son grises, grandes, caprichosos,
objetos de religare y superticio,
porque somos prebenderos de oficio.

Yo, que escribo del topos uranus
para halagarla y ser cortesano de su deseo,
ella, por ser silueta cavernaria de meleé,
estamos en apuros.

La corte sana a todo el mundo,
excepto a tí, ganika.
Nadie te quitará la lengua suelta,
la pierna en asta,
la almohada debajo de la espina,
el magisterio de godear a gordiflones,
a los calvos y promiscuos,
sin normas selectivas.

Tienes por tribuna los exordios de la romería,
la perecta salud de los orgasmos
y cada año, cada hora, por los siglos,
se te busca para quemar el malhumor
en las carnestolendas.

Los mequetrefes se olvidan tan pronto
que los hincaste ante tus pantas
letales ¡por placer a escondidas!
aunque ahora parezcan, arrepentidos,
castigados por culpa
bajo siglos de moralidad
y prestigio cultural.

*

A las jineteras de La Habana

¡Qué ganicas, guajira de brillarse
la hebilla y bien vivirse sobre ágiles
guachinangos de la costa!
Da grumos verse el asta revolucionaria
ya que terminas de bordar en las macetas
las franjas de los muros, con tus vellos musgos
y verdes escamas.

¡Qué malecón para aguantar
sin gritar viva la zafra, la molienda
de la boca chupadora, qué ganicas,
guajira, de venderse y de comprarse
porque la calle está dura,
la patria jodida, la moña pelúa,
y cuesta tener pantaleta sin remiendo
y reloj y comer carne y llamar a Miami!

Te dan Jesús del Monte
sobre ágiles tiburones y caimanes,
se te quema la brava cadera, la ola,
y cómo remas, balsero,
y tu novia, tu hemana, tu madre,
cómo se jinetean para bloquear el embargo
con las nalgas y democratizar el placer
que parecía privatizado en el tabú
y la superstición burguesa...

... porque ya no hay que ser chusma
para buscar la esquina del turista:
¡se revuelcan las guerrillas del ovario
desde ambiciones de maestras,
sociólogas, médicas, ingenieras y burócratas,
y amor y sobrevivencia se vinculan!

Del avantrén a la prolonga, se oye el grito
cuando se brota la clavija
y se empelma al fondo de las piernas
y un color de yagrumo se agita en el malpaso
de bullentes espumas y playas en girones.

Ahí va a caballo, la siboney alfalacuda
y el gachupín, de gran harina, que promiscua
dólares en polvo, por la sideral vía
de escroto-láctea-land...

La percepcióm novelera

Así es que nos matamos:
caídos en el todo-lo-entendemos
cuando apenas los ojos se nos abren.
Percibimos noveleramente, Neugier,
la hazaña vulgar del pistolero.
Así nos partimos la torre
decayendo: instrumentales
como mecanismos parásitos
de usura epistemológica.

7-6-1995

Su existir fáctico

al rector Martin Heidegger

... tuvo la mala suerte de tropezar en su curso terrenal con Hitler, creer, como los islamistas, que es posible encarnar política e institucionalmente la emancipación de los entes:
Santiago Alba Ríos
Tú no me gustas del todo,
josefín en la Tierra de las ratas,
objetor de las zorras del estero.
Timonero de la historia, elegíste
oficio entre canallas, el exterminio.

No. No me gustas tan solemne
ni en Selva Negra, ni en el rito académico
con que hablas al silencioso y descuidado.
Exterminador, lloran ante tí
las ratas del Hebrón selecto.
Tus colegas universitarios.

En medio de las correrías del nazismo,
con sonido de trompetas anunciaste el Cuaternio.
Donde a las zorras les aplican candilazos,
ahí triunfas y te ufanas. Sabes callarte.

*

Oportunismo y elitismo

... la tentación totalitaria de Heidegger, su decisión de militante, y su pueril soberbia josefinesca, como indisociable del papel que otorgaba a filósofos y poetas en el alumbramiento de esa nueva humanidad topofánica que siguió defendiendo hasta la muerte: Santiago Alba Ríos
Avanzas, de allá para acá,
por ningún lado, ¿quién te vigila?
¿Don Nadie? ... callar tan inconexo,
para que no haya dudas y sobrevivan
los marcos estatales, con la identidad del ser
que dice y su verdad, la aletheia.

En trasiego de túneles y galeras de reos
ninguno que haya percibido lo que sientes.
No me gustas, tan enigmático, suertudo
en el Timón, extraviado, elitista, por no ser
ni en Rectoría clandestinamente zorro,
suficientemente rata.

(En presidios kafkianos no has pensado).
La angustia vendrá después y en aras
de socorro la llevarás a la boca como pan.

Otros, los perseguidos, ratas sin fe,
comerán, por mendrugos de seguridad,
la paz de simulacros y les sabrá a queso
el ente emancipado, el juego de espejo
y laberinto, vivencias postergadas.

*

El hombre económico

No me gusta la tonada del Temple.
Ni el chillón acomodo del silencio
que vino como eco. Al menos José
soñaba, josefín no. Este vive como vedette
de los equívocos, sin enunciar la visión.

Un proyecto futuro es placer verdadero:
el Hombre Económico y su canto.
A las vacas flacas les vendrá la abundancia.

Serán las vacas gordas, zorros con maña,
ratas despreocupadas, saciadas,
libres de estrés y el acondicionamiento,
quienes reconstruyan históricamente su Soluto.

13-6-1984

*

Heidegger y la orfandad

Soñé políticamente y por eso me equivoqué: Martin Heidegger
Fuerte, mañoso, adulto
como piernas que afirman la huyilanga,
maduro como fruta que del árbol cayera
(desenroscado de Tu Serpiente,
sabia y misteriosa),
soy el hijo histórico que tuvo que llegar
por colectiva alquimia.

No me desconozcas todavía, Madre.
Apenas comprendo si, por fuero temerario,
díste a mis labios la manzana de esta separación:
este jugo amargo con pulpa de soluto y aventura.

No sé si, cuando exploro el horizonte ajeno,
yo te reprocho el veloz ápice de lengua en camuflaje
(la que abre al espacio como rayo)
para que yo salga a lamer de esta amargura
tan biológicamente entitativa.

(Sapo concho y magro, tienes tristeza de gusano).
No me desconozcas, hermano Hölderin;
atento estoy a «la noche sagrada de la locura».
No me desconozcas, Hermann, hijo mío,
«ello piensa en mí y no puedo resistirme».

Tampoco sé si el hecho es que me olvido
placenteramente de la Gran Madrugada
previo a ser, si lo fui,
y la historia me ha tornado
oscuro e indefenso,
sin tu placenta, madre.

Con más certeza, supe que fuí lo que más amaste
en la cuna de tus brazos y, aún asi,
te abandoné y te quiero.

Admití tu laberinto cuando dije:
«Jasper, hay que adherirse».
Ahora soy mendigo de raíz con mi pañal de cuita,
con cáscara de otoño, nostálgico de tiempo
y quiero vincularme a tu tronco, Vida,
como el penacho que aguarda la defensa
de tus frutas prohibidas, que son tus ojos,

Madre, tan veedores,
y geotropismos vigilantes, cuidadores,
tus conexiones aún vivas.

6-3-1997


*

Temporalidad

En el mundo espaciado, cuento horas
y el giro circundante me recoge
en la detención de sus fenómenos y entes.

Y en el trajín de cargar con la caída,
con muertos dejados en los ojos,
con la orilla que pisamos, semi-vivos,
uno hace tratos-con la gana de esquivar
el recuerdo, o sus clamores,
o su no sé ni por qué...
¡matamos el ser más trascendente!

Y la llama cotidiana arde
queriendo entrar
sin quemarse en este abrirse,
llevar al acaecer su luz entre penumbras,
y la lluvia, el viento o la piedra son
como importunos tenderales
que dan sombra al lugar que no quieres.
El cadáver nos sigue, dentro y fuera.

2-12-1990

*

Werwindung

Werwindung, el modo como el pensamiento piensa la verdad del ser en cuanto destino o transmisión: la Metafísica, incluso superada, no desaparece: Martin Heidegger
Me hacen falta dos ojos más para mirarte.
Ojos que no sean metafísicos, oscuros de seidad
por los vértigos de artefactos que los comen
como come la tierra, sin aniquilar la nulidad de nada.

Te añoré tanto, Verdad, y, empero, mi canción entera
se volvió pedacitos, me perdí en los gorjeos
de la boca de Nadie y la verdad oculta del Ser.

Mi lira ya no tiene alas
(tan sólo módulo y medidas)
ni halla delicia restaurada de Tikkun
ni inspiración, su aliento.

La noche y el submundo se parecen mucho.
Son un espantoso cuerpo de Qlippah
satisfecho de su propia dualidad
forjada de oceánidas de carapacho duro.

Como en habitáculo cercado de condena.
el corazón se despasea, de extremo a extremo,
la esperanza está vencida por las dudas.

El viento fuera brama y temo.
A paso de tortuga, el aliento se levanta
de la Madre de las formas, Binah,
y mis ojos salen a las lágrimas.

Escapo de este viaje nocturno
de la Sabiduría, creatividad incondicionada
y la polaridad me atrapa en lo arbitrario.

Un ego palurdo en años soy de Yesod
y no encuentro el camino de Kether.
Señales confusas extraje de mares de Binah.

¡Como quisiera una ventana
hasta un trayecto hermoso, luz diurna
que abra el firmamento y en apofántica verdad
hasta un hallarme como soy, recién naciendo,
ante tí, con mi canción cimera, mi voz
abriéndose entre dos encarnaciones!

5-6-1993

*

Prosopeya del Juicio Final

La uva maduró y la langosta de rostro humano.
El caballo se apresura con cola y boca de dragón
y el granizo y la voz del Séptimo Angel gritan
ante el «para qué» de cada obra
y ante el «cómo» de la cotidianidad:
Hecho está...

El Gran Lagar de la ira
y la angustia no es ni fue ni será
en ninguna parte, no se ha visto,
pero su inminencia quiebra como patada de mula
la espinilla del Gran Encubrimiento.
El caballo bermejo quita la paz al mundo
cuando anuncia corrida y alarde de galope.
Con la nada, cada quien avanza
hacia la posibilidad extrema
Sein-zum-Tode, ¡estar-a-la-muerte!

¡Bienaventurado el que lee y el que oye las palabras
de esta profecía sobre la Noche Oscura
y la raíz de toda posibilidad, la Nada misma!
Su jinete trae la muerte.
El cuarto sello anuncia la primacía
óntico-ontológica del Dasein y la condena
ante este rechazo a todo preguntar originario.

¿Qué pasa con el Ser y su pastor
y su morir, posible imposibililidad de la existencia,
qué pasa con lo que está en la luz
y se muestra en sí mismo, como ente,
y con los fenómenos que nunca son apariencia,
aunque ésta, Vida-Cosa, se patente
como parte del fenómeno,
qué coños pasa, apocalíptico Juan?

Sólo donde hay muerte, hay resurrecciones
y sólo al matar las apariencias
se desoculta y se quita el engaño del aviso.
Mirad al Fiel y verdadero que juzga,
entre el humo de pozos de oscurecimiento,
a la gran ramera; miradla, uva negra,
coco seco, ángel caído,
a quien con hoz aguda segará...

Ay, por la VendeSIDA entre las benditas!
¡ay, por la vieja cerrada, frígida zorra, ay,
por los aspérmicos neo-Nazis de la erótica,
que son sus amantes y cómplices plutócratas
del tipo Jerry Falwell, Donald Wildmon, Pat Buchanan,
ay, de ustedes, policías contra lo auténtico!
¡ay, por la gorda vulgar, tucho del ghetto,
Roxanne en la pantalla de la tele,
Humberto Luna,
por la radio ¡de peluche!
ay, hecha de mierda
ay, por los mediocres raseros,
distancias y medanías!

¡Ay, por la Madre blasfema
que solidifica la huída cotidiana
y divierte al Ser en habitualidad
para evitar la primera resurrección de la palabra
y el preguntar originario
y el elegirse y el ganarse
sin perderse en la falsa propiedad e impropiedad,
ay, por la publicidad y el olvido.
¡Ay, del Decaer!

Hijo del Hombre, enviado del Lagar de Ira,
adviene, sé-en-el-mundo, con tu éxtasis señero.
Despréndete del clamor que viene desde sí
y, sin embargo, sobre sí y contra sí,
sin nada que informar o enunciar
o dar por alegato, que no sea
el silencio y habla de desasosiego.

Bajad al llamamiento, perturbador.
¡Falta que hace un clamante de tu talla!

2. Ausentes y escondidos

El descubrimiento fáctico es siempre, por decirlo así, un robo: Martin Heidegger
¿Dónde está ese ausente, carajo,
sin idiotismo condecorado y sin adorno,
ese valiente?
Un redentor, al que nadie espera,
porque es ladrón de jerarquía
en los callejones sin salida
del sentimiento sin comprensión
y el escapismo con vanagloria.

¡Ese anacoreta incontaminado
que siente y comprende
y odia a los mogrollos
que bailotean sin danza!

¿Dónde, dónde está él, el que nadie contempla
porque dejó la escena de esta lindura hueca,
a locas y a tontas sustentada por jotos,
publicistas, cholos y rapados,
nacos y billetudos,
prosudos del acceso democratizador?

¿Dónde guarda su botín
el descubridor de los entes intramundanos,
dónde persevera lo descubierto
contra el parecer y la desfiguración?

3. De la estancia abierta y necesaria

Que gire como trompo,
que rote el eje de la evolución cósmica
con antrópicas ganas de matar y morirnos
y despierte a Kundalini, si es que puede,
ya que tal vez sobreviva alguna vírgen ovulante
y haya una esencia fundamentadora
de la posibilidad: libertad...
en esa estancia abierta del útero.

Que venga en forma de palanca de Arquímides,
de tolete marca diablo, Príapo faludo,
vara mosaica que traga víboras
y tiñe en sangre las aguas de intriga y poder,
de crueldad pomposa de miel y megalomanía.

Que venga el moscardón y el aguafiestas.
Que comience a desvirgar a las canijas
y no quede Cosmopolitan girl sin su parchada.

Que se acabe de una vez
el romanticismo de hopalandas
y la teología lujuriosa
que se esconde en valores puritanos.

Que venga el rompe-esquinas,
sin cobros de sofomanía,
con pulgas por bolsillos,
con dientes por cartera,
y se meta entre las piernas
de las golfas contentoñas.

Que las coja confesadas
por Cristina Saralégui
y Ophra Humphrey.

Que venga el Gran Verdugo al riserío
y la bullanga de tanto payasismo cultural.
Desciende, perro, muerde sarna.
Llégate al Punto Omega, vulva adentro,
en favor de este calvario de pruritos.

Las viejas en bruto están papando moscas.
Consagran sus imágenes de tronga cosiéndose
las tetas de teflón y curándose el espanto
con purgante de yocol y uña de gato.

En rosas-telenovelas,
han de cavar sus tumbas en vida
y agonizarán con ojos pelones mirando
a Guicho Domínguez y Verónica Castro,
burradas de muchas letras
y sofaldares y capítulos
y cuernos y besarracos
y faldas cortas y lagrimones...

¿Acabará, algún día, este circo
de estrellas de lo vano,
este espejo de ramplonería,
con que se víste al galán y al anti-héroe,
a filósofos de esquina
y escribidores de sopas Campbell
y teatro Proctor & Gamble
a falta de comprensión de sus útiles a la mano?

Tendrá que ser un perro con hocico,
una bestia con olfato que entienda para ladrar
y sienta para morder el comportamiento estante
en lo abierto hacia los entes...

4. Desocultamiento

La interpretatividad pública retiene al Dasein en su decadencia: Martin Heidegger
No. No. ¡Puede ser una hiena!
Baja, hiena. ¡Déjate ver, demonia!
Mira a estos payasos de las calles
creyendo tener un corazón bajo la guanga ropa
y dos bolas de granito por timbales
y son puro gesto retorcido y ademán de campana,
sin tañido, sin canción, sin designio.
Coquetos de cabeza rapada, neo-bocones,
asimétrica colmena de gorgojos,
¡ved lo que vendrá!

Establecida será la promesa, córam pópulo.
Si la enunciación representa la cosa tal como es
y hacia lo patente como tal el Dasein se comporta,
¿tendremos que creerles?

¡Así que lámelos con tu lengua rasposa, desocultadora,
en medio de estos falsos comportamientos diseñados!
¡Que muestren el cobre las doradas Thalías
y las Doñas parisinas del hipódromo
y que relinchen como burras sobre el heno
y felices marías en los establos!

¡Qué importa que tengan tatuajes en el culo
o aretes en las entrañas, uñas negras y pezuñas!
Te sobrarían los colmillos para morderlas
y el olfato para desocultar
lo acordado por sus cómplices...

Búscalos donde quieran que se metan
porque son más cobardes que las sabandijas.
Desbarata las ilusiones de su metafísica.
Descodíficalos y verás que Don Nadie
les construyó su escondite en el tugurio
lo mismo que en salones de oropel.

patéalos, hija mía, con saña de Karate Kid
insúltalos con llamadas de Pacific Bell
apendéjalos con ternura Downy
manda a Rambo y, desde Total Recall,
a los Ninja Turtles y las Vomiting Vipers
y que se persone cada títere de humo
y cada mequetrefe de virtualidad disparatada.

Que se diviertan con rap y radio-bemba, sí, pero...
atosígalos con Rush Limbaugh o Pancho del Rancho.
¡Y que mueran en el Lagar de Tu Ira!

5. En la estacada del exilio

El solver en el hallarse es más original y profundo
que cualquier conocimiento:
Martin Heidegger
Estoy en la estacada del exilio
con patuco de misa y de misericordia.
Que sirva de preludio y bienvenida
al que se echará la albarda de venir
como buey suelto y bien lamido
donde nadie lo llama,
el modo cotidiano del soluto.

Estoy entre rajputas de Los Angeles
en el día que grandes lluvias se desatan.
¡Vieja hiena, me imagino, que te orinas
sobre los cráneos de esta bola egomaníaca
de brahamanes y sus treinta y seis castas
descaradas que pro domo sua promiscuan
con la raja del rajá
sobre el kâya del sambhoga!

Derrama el alúd,
sepúltalos entre musgo y fango.
Ha muerto Sharon Tate, Vietnam aplaude
el perdón, la Flor ecologista,
sin napalm, sin My Lai,
el humo marihuano, el Op-Art
y el canto beatnik...

Puja el granizo, ángel de la séptima copa
o la séptima trompeta o el séptimo reposo:
porque el amor que no entiende el dolor no es amor
y donde no hay asombro no hay inteligencia
y lo acordado no se deja aprehender
como vivencia ni como sentimiento.

Estoy entre místicos de baraja y pandereta.
Oigo que leen las palmas de lo oculto
y consultan oráculos.

Walter Mercado deifica su tatuajes
inconscientes y junguianos, desde líneas
de siquismo y aquelarres de pazguatos
sibilinos y oráculos del ano.

Estos charlatanes van al templo
de lo admitido por el uso en cada caso
y en la residencia abierta de la erranza
siembran la sombra como luz
y la verdad como convenientia
(por supuesto, en lucro cobrada).

¿Y dónde está el desmentidor con su navaja
y el estrangulador con sus manos salvajes?
Hay que callar la concordancia
del adequatio intellectus
con otra oscilación de la penuria
y otros todavía-no,
llenos de bronca
y posibilidad
y vela
y sobrepujo.

Aquí, en esta democracia dominguera,
el tecno-sonsonete que idiotiza
con la banda siniestra de Los Machos
y la Sonora Show a la diestra...

¡Cállalos, patarata timbirichera,
aunque mueran las orejas quebraditas!

Por rencor a la otorragia, asesinen al General
y a Locomía, a Chalino Sánchez y Gerardo,
a estos temerarios, a estos barrio's boys,
a estos dictadores de la mafia disquera
entre mojarras, todos sombrerudos
con rascuaches voces
y folclórica sosera vendida, a troche moche.

Que jeringuen a los monos y a las ranas,
a las moscas y a las bacterias, macarena:
ya chala hasta la piltra el canturreo de los gangosos
y los ojitos verdes y la escotada bragueta
y el desparpajo de la voz letrina
y la bronquez del canto.

*

Milonga por Semele

¿Cuál es el lío con la luna
que tanto loco se la da por victimaria?
¿Quién se traga la píldora?
¿Tanto molesta que una panza del alma
esté preñada con voces siderales y cefeidas?

¿Por qué tanto temor
(por quítame ya estas pajas)
si la luna es piedra de los navegantes,
pailita del ensueño, tertulia
con las luces que fluyen en los versos?

2. Te llamarás, Cefe

Te llamarás Cefe, poeta,
piedra pulsante, distante roca,
Pedro-Cristo, biología y neuma.Cefiso,padre de Narciso,
monstruo marino, pescador
en espejos fluyentes del agua.

Saltó de la sartén a la candela.
Nadie lo hizo morder el polvo
(avergonzándolo)
violándose ante ojos ciegos
sin cuenca por testigos.

Y así sueña, se intima, sin combate,
gesticula, se poruña,
se viste de manso alarde,
ethos y maravilla.

Y más acá, sin embargo,
hay posada y aplausos de las ranas
porque en la entrada tiene plaza
e imperio y una estera
para que se queme a solas.

Se pinta de pavordia y honor,
sin agonía, pero bajo esa luna
en la frente de los dioses,
es mudo pichote con chancletas,
cucutúes del Decaer
que trepidan por discurso,
sordos por la otorragia.

En la piltra polisémica de la mar
es un imbécil, chalao
con la calambre y el rocío
y navega en seco y jamás halla playas
y ninfas de descanso.

¿Qué sabrá un huérfano de luna
sin la bestia de la oxitocina,
donde corresponde arderse hasta la fiebre?

Si Júpiter no siente la payada: estrum,
¿de qué vale la sartén llena de versos
y la hipófisis, intacta, a la semilla?
En vano, bajó.

¿Qué sabrá del clítoris el que no duerme
en la hornilla y sondea como hormiga
en los túneles de la enana copa de la vulva,
qué sabe de Luna el que salta de la sartén
a las llamas del fuego fatuo?

3. Se(me)le botó la canica

Se(me)le botó la canica.
Se le metió el obenque
por la cofa misteriosa.
Donde misterio se define
como clamor de nadie,
anticipación de opiniones ajenas
para no decir nada,
sino echar la biga al behique
(al poeta por trovero de la eutaxia,
por grillo en la cañada del godeo).

4. Somos del mismo rebaño

Somos del mismo rebaño,
hijos de la mar:
Nereo y Forcis,
padres de las Nereidas,
adivinos y sopladores del afros,
espuma y olas, ¿y qué tal,
Mar Egeo, cuando Semele flota
como nenúfar de queso de bola?

... y el Mar Caribe se vuelve tan cachondo
por causa de la Luna,
¡qué negra en hopalandas de plata!
que se viene en olas, se chorrea
y desgarba la cola en ritmos de conga.

5. Se me leyó un discurso

Se me leyó un discurso
sobre las cortinas de humo
y no hice caso, porque el loco y la luna
¡nada que ver!
y la luna y el poeta colaboran
no en construir castillos en la arena,
como en soplar la espuma
y calentar el menstruo
en la sartén de la cofa.

Pero el que saltó de la sartén
por culpa de Epopeo,
quien confundió el corazón
con una gran papaya
y la chupó como a mangó,
dulce y maduro, dijo que los poetas son
su dulce rebaño, exótico universo pre-industrial,
fáciles de esclavizar en la dulzura
(¡y ni quien nos llore!)

Que nos dén mangó y papaya
y se acaba la lujuria por la viejas
y los lobos aullantes en las noches.
Dejamos la Luna en paz
y los mares tranquilos.

6. Semblanzas de los mustios

Cualquier poeta, han dicho
los que opinan fuera de la sartén,
puede explotarse empresarialmente
en forma de vampiro,
en semblanza de triste,
en loco selenita.

Para cosechar sus despojos
(o quitar su botín), quitemos
las ropas de Nictímene,
desvirguemos sus mitos sagrados.

Quedo yo y mi mujer y la hija que te dí,
que se hizo lágrima. La luna se sepultó en la mar,
porque tú sí has caído, hermano mío,
con tu boca de lechuza y obenque
de palo clavado en tu jolla primitiva.

En la cantina, bebes aceite de lámparas y te envejeces
a mirringas, poco a poco, con discursos de luces fatuas.
¡Eres el hazmereír y el crédulo entre epopeos de rapiña
y chingarama, enemigos del agua y la sal y la luz
de luna y los óvulos de mujer y las olas del verso masculino!

Fíjate y verás: te secan, te ofrecen sus cofas
de engaño, su humo, su aceite rancio de ajenjo?
¿Cuándo hemos bebido aceite y lumbre de urolitos?
«¡Nunca, hermano de la mar! ¡Nunca,
mientras seamos payadores de los ríos
y navegantes en aras de ninfas con nalgas túrgidas,
lúbricas por el melao de olas,
tibias por sus pechos verdes, azulosos,
y una piel suave de palomas que te afelpa!»

*

Socialización mórbida

A Víctor Emilio López
¿Y qué tal cuando Semele flota,
sin hundirse en las aguas del Caribe
como nenúfar de caderas anchas
y deliciosos pechos de palmera?

A tí, loco homicida, te huyen
porque eres el mercenario huracán
y te cuelgas del viento
como un ave castigada del hombre
y te acuestas con harpías de cualquier
embeleco estereotípico y frase almibarada
de mentira y te brillan los ojos
como dos farolas ahumadas por hollín.

Te lanzan piedras las niñas
que alguna vez te lanzaron besos.
Ahora te hundíste en la tristeza
con rápida saeta de agonía.

En la guitarra lloras la milonga candombe...
Hermano mío, ahora estoy herido
de luna por tu causa.

Se me le cayó un gran trozo
a esta divino anuncio de alegría:
¡ya no somos iguales
en la abundancia profunda
como el pan del pobre
hecho palabra de esperanza y delicia!

Tú socializas en las noches
tus migas de terror y hodofobia
y dijíste loca y simple a nuestra luna,
óvulo volante de los cielos.
Te vistieron de folclore y exorcismo
los burdos epopeos y ya juegas
a la nictofobia en carnavales,
diseñados para el chingarama
de los curatores del misterio.

Por el contrario, yo
a la cofa misteriosa no la quiero;
¡quiero mi luna, mi brillante luna,
que es mujer y ovario y templo,
en mis noches de mar y bohemia!

5-19-1990

*

Barroco de la lunaridad

¡Quédate con la lunita de los pálidos,
exhibidor de parvenu y domesticados grillos!
Métetela en el orco, rey de Lesbos.
Echasela a tus perros, jilipolla.

Quedamos mi ninfa y yo
para hacer lunas y loarla por los siglos
y cuando no exista palamenta que nos reme
al más submundo estrato de los mares.
ovularemos, luna tras luna,
canciones de plata, hechas de semen y menstruo.

Contemplaremos, como Novalis, las flores azules
de los piratas que sueñan despiertos:
algas, líquenes, nenúfares cavernarias
que jamás han trepado al corazón de varones
que no aman las energías astrales
de sus deliquios y comezones
y la luna que en la mujer recicla sus anhelos
más cósmicos y creadores.

Lunáticos exuberantes, descoloridos
en el nácar del turismo y el habla encubridora,
románticos de la industria y la pose del loco poeta
y el sufridor de oficio, paisajistas del Lichtung,
da una pena oscura, milonguera, oírles con sus cuentos.

Y mucho más
que embriaguen con aceite la boca
que bebió de manantiales y ninfalias en los prados
y que los ojos visionarios
hoy se aceiten con mecha de linternas
y se agiten como vampiros incoloros.

Ya no son lunares, venusinos,
marinos del agua embravecida,
hermanos de sol, esposos de luna,
¡son lechuzas, fieros pajarracos!

Me asquea el barroco de tal lunaridad
hecha comercio y estigma,
y el que pasa gato por liebre
y vende playas y lunas
y baja estrellas como mercancías
del escaparate vulgar de los cielos
y se inventa descocados y apendejados,
solitarios, soñadores de cartel,
en tedium vitae,
por el lío de la Luna victimaria,
y los embrujos falsos
de la Naturaleza atormentadora.

4-9-1990

* * *

Parte Cinco: Desacralizaciones y zorrerías



El gusano y la calabacera
Desideralia
Desacralización
El caminante y el soluto
Ereignis
El ser y el hombre
Aprendizaje
El consuelo
Zorrerías
La perspectiva
El ser y el hombre
Mi apariencia zorruna
El derecho de habitación
Al acecho
Angustia de Occidente
Las Vulpejas
El ultraje
Realidades momentáneas
Complicidad
Don Nadie no quiere morir


El gusano y la calabacera

¿Y no tendré yo piedad de Níniva, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos abnimales?: Jonás 4:11
En la existencia, la calabacera existe
y ampara con su sombra la fe
que se estremece y la angustia
que se aferra del abismo y se colapsa.

¿Quién hay que vea que su certidumbre
oscila y con voz de inconstancia
y vanidades ilusorias, diga: «¡Es el fin!
¡Se acabó la misericordia!» ¡Todo!

Entonces es que sospechas, necio,
que es mejor la muerte que la vida.
No se explica que venga el gusano
justo antes del alba y que,
en la breve noche humana,
hiera el amparo, destruya el reposo.

No se explica el recio viento solano
que asalta la calabacera y produce el desmayo.
La existencia con sol y viento humillan.
Con el súbito cambio, se exhíben los enojos.

2.

Ahora sí, hijo de Amitai, poeta rebelde, profeta
de mis ideogramas, dáte a negar mis negaciones.
Tardo soy para herir con el gusano
lo que mitiga la miseria del mundo, veloz soy
para hacer que te tiren al mar los temerosos,
próvido soy para que sobrevivas
y lites tu canto cuando la fe revienta…
Arroja mi mandato de justicia, si corroído está,
porque en Nínive se congela y en el Sé-del-Uno
salpica, con vapor de esquema
y vanagloria de charlas dispersantes.
No surgirán actos absolutos de tu fe
ni tu propia negación, desobediencia.
No se abole el azar ni se anula el absurdo
con lo que brindas, piedra de arena,
castillo ventisquero de epistemas.

3.

La experiencia de la 'otredad' es, aquí mismo, la 'otra vida': Octavio Paz
Pero, Jonás, hacia un lugar común, con gramática parda,
te apartaste de mi vida concreta. Olvidaste mi presencialidad,
mi don de Vida-Muerte, mi unidad en lo Oculto, mi dialéctica.
Olvidaste lo Tardo y lo Expedito de mi Enojo y Mi Gracia.
No surge el Universo de la Nada.

Soy el Universo que doy Vida, aún tu vida
oscurecida, frágil como el hilo más fino
de la enramada cósmica. No obstante, aún te llamo Mío.
No te quito la fe ni retiro la existencia que te dí.

Soy la Otredad que siempre llama
y, aquí desde el fondo de mi pez, te vomito.
E insisto: Regresa a Nínive.
En mi nombre, haz que nazcan más calabaceras.


4.

¿Tuvíste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hicíste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció?: Jonás 4: 10
¿Que es mejor la muerte que la vida?
¿De ese modo me aplacas, me enajenas
me reduces, me predeterminas?

¿Y qué sabes tú, hijo de Amitai y su alquimia fracasada?
¿Qué acerca de Quién te cosechó con feroces algoritmos,
qué sobre Quién hizo Tu Calabacera en una madrugada?

... para que reposaras en la sombra durante la tarde
del Sol inclemente... ¿Qué sabes del Gusano que hiere
y que seca lo vivo y duele más que el Viento Solano?

Bien que desconoces las condiciones de tu origen
y mi singularidad demoledora; pero te elegí,
desde el día de la angustia y consolaré
tus vocablos extenuados
haciéndote del mismo mundo
tu refugio.

De medianías y nivelaciones nefastas,
chapuceras,
no quiero tus salmos como recuperaciones.
Como leyes de regularidad no admitiré
malas medidas de miopía,
impuros fantasmas de olvido.

4-19-1979

*

Desideralia

El mundo ya no es energía ni deseo: Octavio Paz

Queda muy poca fe en la Luz.
Un mandato dí para que sea cumplido:
«Let there be Light»; hagan paz
con sus luces. Sean estrellas y faros.

Con la energía más pura el oro será
como el mercurio, el uranio como estronio;
la materia bruta será, cuando se quiera,
una convocatoria explosiva
de energía, mi Aliento que se irrumpe
desde el ordenamiento de los entes
en el espacio y el tiempo.

¿Quién queda en Nínive que distinga
su mano derecha de la izquierda y presienta
el apetito de manifestación del Universo
cuando grita sus deseos alquímicos
a 200 billones de estrellas
esparcidas en Vía Láctea?

¿Quien hay que pacte conmigo
y crea que doy cincuenta estrellas
a quien las quiera por moradas?

No. Lo sideral de la fe
no es visto por los dormilones.

Cada estrella es una casa del deseo,
voz de mi energía.

¡Pidan, anhelen, sueñen su estrella!
Llenen mi vacío.
Demasiados son los trasnochados
sin visión.
No fe, no pacto.

¿Cerraron sus corazones
para siempre
al Gran Desideratum?

3-5-1979

*

Desacralización

… al riesgo le corresponde arrojar al peligro: Martin Heidegger
El sendero que me pertenece
(porque algo es nuestro y de todos:
el sentido y la muerte y el volver y encontrarnos)
lo olfateo, rastro adelante, nariz atrás, recto el camino.
Ese camino que llamaré el tejido, área necesaria,
aunque falten los ojos, o no se tenga miedo.
Es que el claror fascina algo más que las pupilas.

Ni demonios del éter ni pájaros de mal agüero
(que nada donan, si no el azar, la mala vibra,
con negros arpegios de alas mustias y estropeadas
y chillidos) me detendrán. No comeré los granos
grises, torvo, de esa melancolía de majaderos.

No me quitarán el rumbo, seducido
por la imagen del surtidor inútil
y el cúmulo de riquezas del de(s)cierto
ni un oasis, aguas estancadas en lo amargo:
¡ay, temible Mara!
Consejera de siempre ocultas bendiciones
que no llegan
ni se ponen a la mano,
a servicio de los hombres.

*

El caminante y el soluto

Un caminante puede que se tope
con el abrazo de alguna palabra conductora
anunciada como pensar inicial y proyecto,
dádiva a la pulsión más noble de su paso.

Dirá: «Oh sí, contigo voy donde no haya muerte».
En la alegría es que propulsa sus caminos.
Los negadores del tejido, malos observadores
de vida estructurada, cristos quieren
que no estén en SUS cruces,
hombres sin pan
prefiere, sexo
que no tengan un precio,
aunque sea la belleza reciprocadora,
adquisible sólo con amor equivalente.

Los peticionarios de la renuncia
no se ariesgan a arrojar sus peligros.
Con seguridad para sí te loS dan,
todo gratis, pues, en soledad,
es que el miedo es heroico
y el peligro manso duende de la ruta.

Desacralización

Me pedirán que no vaya.
No conviene. No heretiques. Deténte.
Sávate. Quédate. No desafíes.
El deseo es objeto conjurado, temerario,
imperioso tejido y, siendo neuma, como son,
quienes se quedan, ajenos al camino,
se está mejor que en campañas secularizadoras
y que en las prácticas sociales
y los desvelos y el trajín del rito cognitivo.

Los sensatos dicen que no vayas,
contra tiempo y marea, a suplicar un alter ego
donde ruiseñores se transforman
en herejes amarillos
y la vida en una lepra, descarnante,
existencialmente ingrata.

No vayas a la palabra, porque ya sus fondos
no son virginales y el deseo, sólo el lucro
de la banda de rameras, paraíso perdido
de salvajes, tomaron por asalto
numinosos nichos de la muerte.

Desvíos, extravíos

… La luna es la morada de los hombres buenos después de la muerte. Llevan allí una vida que no es divina, ni bienaventurada, pero, sin embargo exenta de preocupación hasta su segunda muerte. Pues el hombre debe morir dos veces: Plutarco
En el crepúsculo de esos caminantes,
la Luna vela. El espíritu se enloda con materia
y la soledad se mete en los bolsillos.
La tristeza da las falsas rutas.
El fanatismo controla al neurasténico.
Y Azazel se persona cuando más bendices.

¿Por qué has de vencer? No hay garantía
de buenos instructores cuando el mundo
se desborda con chantajes, trampas y extravíos.

¿Qué tal si una güila, zorruna, malsana
puta del puto subconsciente, te da
penosas zambulluidas en su espectrum,
y vale menos que tú y tus ilusiones?

¿Qué tal, si por buscar la verdad, por esos rumbos
ni penosamente adquieres lo anhelado,
gránulo propio de ilusión, breve y finito
como la fe, duro como el grano de mostaza?

¿Qué tal si no hay gotas azules
entre la tierra y el cielo?…
y, empero, sí… lobos hambrientos,
perros ajotados a morder el alma,
canes cerberos bajo luces mentirosas
de Cazadoras, hecatoides
y arte(misadas) que se arriesgan
hasta límites prohibidos… y tú,
en falsa ruta, sin soga ni la cabra.

Ereignis

… pero yo, terco, esenciado por Ereignis,
en mutua complicidad, voy y me compongo
en detalles de este Sendero, oculto y solitario,
donde hay aves de paso que resultan de garras,
aves que piden un cuchillo a Don Nadie,
aves peores que los perros zorrunos,
aves, de imaginación extraviada,
sin Estrella, excepto la apariencia
y la transitoriedad sin destino…

… pero yo terco, duro como un escarabajo,
¿qué me importa el cuchillo de Don Nadie
si toda la tierra es mi tejido
y todos los cielos, mi dicha,
mi ser pujante, mi puja,
mi Shyama-Kali,
mi Ereignis.

Zorrerías

Deberíamos crear placeres nuevos: Gilles Deleuze
No. Yo soy zorro y tengo madriguera.
Contra el mundo externo, doy primero el amor,
después sendos zarpasos con mi corazón
garrudo, salvaje, o como sea.

Tengo ganas de mil pulsiones recursivas.
Ganas de proteger mis magnitudes.
Ganas de hacer paz con lo aparentemente siniestro
de las cosas, ganas de apaciguar lo vil
y que no estorbe… pero estoy en el duelo
(sí, muchas veces los cuchillos traperos
se clavan en la espalda y la Mano es Don Nadie
que no entiende la gramática parda,
los placeres, los tejidos, el camino.

¿Por qué el poder no entiende mis excitaciones?
¿Por las instituciones organizan a flor de mi lomo
su golpe rudo, su afán exterminante,
su incumplido y maléfico dominio?

Las perspectivas

Tanto es la mentira mejor, cuanto más parece verdadera; y tanto más agrada, cuanto tiene más de lo dudoso y posible: Miguel de Cervantes Saavedra
Para enunciar lo cierto,
él quiere su conocimiento perceptivo.
El Bien vestirá la aritmética del mayor número,
sin perderse en las tablas victorianas del hallarse,
y en el quiero que seas civilizado:
expositor lockeano.

Y mal suena el don sin el din y el criado
sin uniforme de bien solemne y asaz, domesticado.
La historia, vista así, es un atajo de maldades.

Por eso están las perspectivas
como ovejas en malpartos de artuñas
por los montes. La historia es
extensa temporalidad de las repeticiones.

Adviene siendo sida, impropiamente, mentirosa.
Lo Cierto está de luto entre estos hombres.

*

El ser y el hombre

... el elemento desde el cual el pensar puede pensar: Martin Heidegger
El hombre es la vía hacia el ser,
el querer que puede
lo que quiere pudiendo;
esencia que ejecuta su querer
y que se capacita para que sea ante él
y aún, desfiando todo,
cuidado y medianía, lo que lo atestigua
en su pro-venir y lo deja que sea.

Zorro comprensivo, capaz de redirmirse,
sólo uno: el que se adapta a sus posibilidades;
el que reclama, solicita y se duele...

Mi ser lo ha comprendido:
Ser es quien se puede en el saber.
¿Quién puedo ser-en si no la posibilidad
de que valora, quién si no me desvisto
y me declaro más allá del closet de la Gran Mentira?

Si el mundo tiene un sentido objetivo y trascendente
al menos que sea mi Zorro quien lo diga...
mi zorro bueno, mi zorro necesario, auténtico,
iniciador, recreador, precomprendido.

2-7-1993

Mi apariencia zorruna

Tengo las orejas empinadas: ¡soy todo oídos!
y desnudo me deslizo con sigiloso paso
y me sigue la cola más larga que mis patas.
Largo y abundante, mi pelo y con él,
nazareo, nazco, crezco, muero,
¡pero ya son muchos los zorros desollados!
¿Y qué será? que me duele por instinto.

¡Pues que no soy intuitivo, entre otras cosas!
¡Que con dolor y con angustia aprendo!
Y a la gruta del desfiladero llamo geografía
y serme-anticipado en mi avanzar, astucia,
mi gramática parda, lo aprendido...

Porque, en oscuros corrales de mentiras,
me exigieron que sea yo su buen vecino
y adormecieron la zorra del sí mismo,
mi soluto, yendo a desollarla
a mis espaldas, aprendí a desconfiar
de entes a la mano.

*

El derecho a la habitación

al sociólogo uruguayo Carlos Vaz Ferreira
(1872-1952), portavoz de la Teoría del Socialismo Atenuado
El zorro justiciero de una lógica viva
es que procura; se alimenta de Eros.
Habitación solicita para su noble briba.
Vaz Ferreira fue mi zorro bueno.

La racionalidad y genialidad la buscaría
en lo estofa de su concreto espacio,
de su concreto tiempo. Una mujer lo instruye
como a mí, Mitdasein. El dolor no es Eros.

Los siete pecados capitales no son,
en rigor, principio hedónico. De la moral
para intelectuales, «ve y escribe».
De la crisis de educación y el feminismo.

Piensa en el pobre, sin tierra, ser
en la falta de pan, en la guerra del mundo,
pero no olvides, mi habitación, mi co-mundo.

9-24-1976

*

Al acecho

Se puede preparar una ya fundada referencia hacia la historia, panoramas esenciales... actuar y padecer cabal a través del presente determinado por el advenir que se hace cargo de lo sido: Martin Heidegger
Olvidan que cada uno tiene su alguacil.
Por más máscara de autoridad y soberanía,
estarán los ojos de los zorros al acecho.

Por más poder que digan que detentan
y más agradable holganza que asuman por su Sorge,
el hocico más agudo los escarba y fiscaliza
para que él pierda sus crías y sus procuraciones
como hiena parturienta y que se quedó en la echada.

Que no hay que cantar loas y hundir en saco roto
la objección o indeseada presencia de los golpes.
La angustia hila como araña y está en vela.
Don Nadie no está exento de verse
como alheña en el quebranto.

3-5-1976

*

Angustia de Occidente

... la inicialidad del inicio no se deja aprehender mediante retrocesos historiográficos ni mediante el cultivo historiográfico de lo recibido: Martin Heidegger
Es cierto.
Hoy como ayer, estamos
a merced de la angustia identitaria,
clavados por los ganchos hostiles
de peces secos, intrusos, subversivos,
pez espadas, provenientes
del oblicuo mar de gestos y costumbres
y, once veces, con cada luna
de septiembre nos visitan.

Al menos besan el miedo,
nos sofocan adentro,
introyectándose.

Fluyen desde el polvo,
se multiplican en la vibras del desierto.

En corales de cuevas y abismos
hallan su energía, su afán de avanzar
hacia nosotros y darnos su doctrina
como demonios inoculando veneno.

El Islam que nos escama
revienta en pústulas de odio.
Nuestro odio será más sabroso
que su carne. Son demasiado grandes
las quijadas xenofóbicas
como memoria de ancestros olvidados.

Se obnubilan y desfasan
en el iris profundo de los azules ojos
porque aunque estonios, húngaros,
filandeses, fuimos. Ellos, hijos de Atila,
bárbaros son en la nieve de los viejos días.

*

Las vulpejas

Cuando saltas delante de mis ojos,
cuando irrumpes, ente manifiesto,
y das en las pupilas,
eres un golpe de la brisa con aroma
y una mariposa y una noche y me encantas.
Por lo general, evocas el perfume
y la tibia forma del muslo
y la armazón de huesos
relajados y fluídos.

Tu estómago cubrirá mi piel
como arcilla que se lava en barranqueras,
o cascada que baña dulcemente,
aunque huelas a yagrumo a mis espaldas
y te pierdas como gacela, apurada
por tu rumbo de malezas o escondrijos.

No me gustas por eso
porque te vas y tu encuentro es más breve
que el silencio y menos duradero que la aurora.
... pero me gustas, zorra,
porque conservas la astucia de vulpeja
y husmeas la madriguera de la calle
en la ciudad mundana y en la plaza
del cuidado circunspecto, te temporas.

Te surtes con vestidos de lujo
y de marrana, si te place.
Te engalanas, asqueada
o cómplice, del orgasmo ajeno.

Te obsequias provocante y provocada.
Azuzas con lockeano sensualismo,
te enciendes como motor de sexo, talonera.
¿Pero dónde, mujer, serás tú más amada?

Me gustas, nulípara, y no quiero pagarte
porque en tí está escondido todo lo que quiero
primariamente mío, hormonalmente santo,
tus críos con su lenguaje puro
a menos que los vendas,
lo mismo que a tu cuerpo.

Te hallaré como el zorro
que no vende ni compra su presa.
La persigue.

Se cerciora si conservas o escindes
tu luz de fe y malicia,
tu fuego-amor e instinto,
tu pez ígneo de lealtad
en los montes sagrados de los días.

No vayas por fuego fatuo y por ventaja
a los ojos del salvaje, que él no paga;
él muerde, acosa, organiza,
desespera, se angustia
y en su mundo no existen las monedas
ni el fascinum ni el escarnio;
no pagará las deudas no debidas
ni fundamentadas,
menos al nacón de las monedas.

Como el salvaje, satisfecho del rito
pezuñas clavadas por astucia y por deseo,
soy el preguntante del te quiero.

Que la necesidad carece de ley,
pues me gustas por necesidad y por ella,
desde ella, contra tí y tus pareceres,
voy a zorrearte
con colmillos debajo de tu ombligo,
venceré la urdimbrada de tus noches.

Con hocico agudo lameré de tus tetas.
Donde tengas un corral, destenderé
tu cama, rasgaré tus máscaras,
por olor puro de tu aliento,
por sudor sagrado
de tu sangre, vulpeja.

Que la necesidad tiene cara de hereje.
Que huirás de mí, que no querrás aullido
entre los pobres, alarido en soledad
de madriguera, ¡pues, pobre de tí
y tu oropel y tus tesoros de recompensa
en numerata pecunia!
vanas cosas son
si un salvaje te descubre,
que no sea yo,
que voy a preguntarte si me quieres,
que voy a subirme a tus muslos
y tus nalgas hasta que pierdas
el cobre y te delates
salvaje o malnacida
del estero
y el pantano.

13-4-1975

*

El Ultraje

Como niñita de su casa,
adolescente de lenguaje,
inquieta de comunicación,
perduró su fantasía por algún tiempo.

Sería la primera vez
que alguien la tocara
frotándola contra sí,
boca de aliento.

Ella se hizo escapadiza
por alguna pubescencia
inexperta del lenguaje
y andó de manita sudada.
¡Quería voz ideal,
su primer beso!

¡Era tan fresca, tan extramundana,
que no conoció el apremio
hasta que él llegó como objeto manifiesto
y la sedujo!

Fue entre clamores noveleros
del ser-en-el-mundo
que se le interpretó
con palabras cotidianas
y comportamientos diseñados
de desfloración!

¡Ahora vive en las calles
de Un-Zuhause!

7-23-1976

*

Realidades momentáneas

... lo a-la-mano es determinación ontológico-categorial
del ente como es en sí:
Martin Heidegger
Las realidades momentáneas
a la existencia no definen.
En los suelos prefenoménicos bailan cosas.

Danza de coseidades, lenguas que catan
como si fuera leña y fuego
la naturaleza circunmundana que todo
lo integra, o define.

¿Dónde está el sabor
con su molécula seductora,
dónde su proceso interrelacionante?

¿Dónde el fuego vendrá a decir aquí
con su esplendor de llamas?
A este qué del aquí
y utilización (de materiales)
ha llegado jactanciosamente.
la importunidad de los entes
con su carcajada de realidad
y cosa en mano:
si, ha llegado el desarreglo, perturbante,
reguerete que salta a la vista
con el desprecio hacia lo puro,
la óntica inocencia de lo dado.

5-8-1993

*

Complicidad

¡Hoy somos cómplices, unos-para-otros,
tal para cuales! Topamos
con el disturbio que evitamos.

¿Quién dijo: el salvaje eres tú...
que no lo veo, quién que obedezca
el No matarás?
ladrón es que roba a honestidades;
a los Divinos, a Dios... lo van tomando,
siglo a siglos, por pendejo.

Se ha espantado el apoyo y el balance
y corremos loquinchos por los andurriales.
Esta es la mundanidad que sacó
mis aullidos, el poder que se convoca
por los que urden tirarme del caballo.

Asoman pezuñas debajo de mis pasos
y el colmllo azota el viento
como el Mejor de sus Verbos.

¿Qué está pasando con la mansedumbre creadora
y la fratría que el Matoco
nos trastoca por enteros?

3-7-1975

*

Don Nadie no quiere morir

… as soon as man comes to life, he is at once old enough to die. That Authentic being-towards-death erupts Dasein out from its ‘they-self’, and frees it to re-evaluate life from the standpoint of finitude: Martin Heidegger
No fatiguemos el pulmón para gritarles
que la existencialidad contiene su dolor
y la vida, sus fases de dicha.

Don Nadie no quiere el final del camino,
sí... su cara del luto. No ha entendido:
la muerte es inevitable y señera.
Veámoslos, pobres Nadie
en praxis de purga cotidiana.

Aprendemos de sus erranzas
deyectadas en sombras predictivas.
Evadamos ese plexo de articulaciones.
Ellos son lo que no queremos ser.
Los maldecimos al compadecerlos.

En fin que ni desean la muerte
ni nuestra poesía.
Ni música y silencio que ofrezcamos.
Escollan nuestro gesto
con su torpe menosprecio.


2-8-1991

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